La Queratosis Actínica es una enfermedad de la piel en la que aparecen manchas o lesiones ásperas y escamosas. Las zonas que están más afectadas son aquellas que han estado expuestas al sol a lo largo de la vida, como la cara, la calva, las orejas, el dorso de las manos y antebrazos o la zona inferior de las piernas1.

Estas lesiones en la piel se forman a causa del daño solar acumulado. Esto se debe a que los queratoncitos (células más abundantes en las capas más externas y expuestas de la piel) no son capaces de reparar el daño que causa la radiación ultravioleta del sol en el ADN de estas células. Este daño en las células se acumula, llegando a un punto que se pueden llegar a formar algunas lesiones en la piel, como es la Queratosis Actínica2,3.

La prevalencia es más alta en hombres que en mujeres y las personas con piel clara también tienen más probabilidad de desarrollar estas lesiones. En general, las personas de avanzada edad tienen más riesgo a padecer esta enfermedad que las personas más jóvenes, aunque, teniendo en cuenta que son lesiones que aparecen por el daño acumulado, las medidas de prevención se tienen que aplicar desde la infancia4.

Hay otros factores de riesgo que también pueden aumentar la probabilidad de acabar desarrollando lesiones de Queratosis Actínica. Uno de los factores de riesgo más importantes son la actividad profesional o actividad de ocio/deportiva al aire libre, así como aquellas que tienen antecedentes personales de 6 o más quemaduras solares a lo largo de su vida4. En un estudio hecho en población europea se demostró que existe un riesgo significativamente mayor de tener Queratosis Actínica entre los individuos que trabajaban al aire libre frente a los que trabajaban en interiores5.

Por esta razón, es importante reducir y protegerse de la exposición solar utilizando las medidas adecuadas y, sobre todo, durante las horas del día con más exposición solar. Debemos tener en cuenta que la radiación solar puede reflejarse también en la arena, la nieve o el agua, y que incluso cuando nos sumergimos, el agua no protege de la radiación solar6.

Bibliografía

  1. Wessely A, Steeb T, Heppt F, et al. A Critical Appraisal of Evidence-and Consensus-Based Guidelines for Actinic Keratosis. Current Oncology. 2021;28(1):950–60.
  2. D’Orazio J, Jarrett S, Amaro-Ortiz A, et al. UV radiation and the skin. Int J Mol Sci. 2013;14(6):12222–48.
  3. González-Púmariega M, Tamayo MV, Sánchez-Lamar Á. La radiación ultravioleta. Su efecto dañino y consecuencias para la salud humana. Theoria. 2009;18(2):69–80.
  4. Mayans C. Todo sobre… la queratosis actínica – Dermatología. Dermatología. 2020. Disponible en: https://dermatologia.almirallmed.es/monografias/todo-sobre-la-queratosis-actinica/.
  5. Trakatelli M, Barkitzi K, Apap C, et al. Skin cancer risk in outdoor workers: a European multicenter case-control study. J Eur Acad Dermatol Venereol. 2016;30 Suppl 3:5–11.

Mayo Clinic. Atención al paciente e información médica. Enfermedades y afecciones:
Queratosis actínica. Disponible en: https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/actinic-keratosis/symptoms-causes/syc-20354969syc-20354969