¿Cómo ser un “Observador de la piel”?

La piel es la estructura que recubre nuestro cuerpo, esto tiene algunas ventajas y alguna que otra desventaja, la ventaja es que es el órgano más visible y grande de nuestro cuerpo y nos permite explorarlo y detectar cualquier anomalía, la desventaja es que, al ser el órgano más expuesto al exterior, tenemos que dedicarle una especial atención. A continuación, te contamos en 3 simples pasos cómo ser un experto Observador de la piel:

El primer paso es la observación:

Este paso nos permitirá evaluar el estado de nuestra piel. Mediante la observación podemos valorar su estado a simple vista, sin necesidad de utilizar otra herramienta que no sean tus ojos.

Durante esta observación podremos detectar desde pequeñas lesiones, como rojeces o heridas, falta de pelo, descamación, inflamación, hasta una posible evolución de las lesiones más aparentes, para ello recuerda seguir la regla de las 5R+R:

1– Rojizas: ya que la mayoría de las lesiones tienen esa coloración.

2– Rugosas: de hecho, en muchas ocasiones se palpan más que se ven.

3– Reaparecen: son lesiones que tienden a reaparecer.

4– Rostro y cuero cabelludo: las zonas donde suelen aparecer más frecuentemente, aunque también pueden aparecer en otras partes del cuerpo, especialmente en las áreas más expuestas al sol, como por ejemplo el dorso de las manos.

5– Radiación ultravioletas solares: ya que la principal causa es la exposición continuada del sol.

Y por último +RRiesgo de evolución. Ya que este tipo de lesiones, sin un correcto seguimiento, podrían evolucionar a carcinomas.

Sin duda, cualquier lesión que observemos, por pequeña que sea, que perdura o evoluciona con las semanas, sin resolverse, o bien que reaparece, es una señal que nos invita a consultar con un profesional sanitario.

El segundo, “no te olvides de aquellas zonas que no puedes ver a simple vista, ni te olvides de informar a tu entorno de la importancia de la observación”:

Sin embargo, hay zonas de la piel que son más difíciles de observar directamente, y que pueden requerir el uso de un espejo, como, por ejemplo, las zonas de la cara o de la espalda.

Además, cada uno de nosotros somos también unos buenos observadores de la piel de las personas con las que nos relacionamos. Ya sea porque nuestro entorno no cuenta con esta información o porque su situación o estado no le permita observar, ayúdales a detectar lesiones iniciales e infórmales de la posible evolución de estas con el paso del tiempo.

Tercer y último paso: Comparte nuestro post y ayúdanos a concienciar a la población de la importancia de ser un Observador.

¡Conviértete en un “Observador de la piel”!